CHRISTINE LAGARDE, DIRECTORA DEL FONDO MONETARIO
INTERNACIONAL (FMI)
Un artículo de Chrystia Freeland, publicado en politico.com,
titulado "Ya no es solo George Soros. ¿Qué significa cuando la vanguardia
capitalista empieza a hablar de la desigualdad?", nos revela lo extenso de
la crisis que está enfrentando el Capitalismo a nivel global y como a sus
máximos representantes, les preocupa la supervivencia del mismo. A
continuación, partes de lo escrito por Freeland:
"Ya no es sólo de George Soros, el multimillonario de los fondos de cobertura,
que alegremente se describe como "un traidor a su clase" y se ha
preocupado durante mucho tiempo por las deficiencias de lo que él llama
"el fundamentalismo del libre mercado". Entre los plutócratas, esta
perspectiva que antes fue vista como radical, se ha ido convirtiendo en la
corriente principal.
Esto se pudo ver en Londres a finales de mayo, en una conferencia sobre
"El capitalismo Inclusivo", en las elegantes habitaciones, doradas
del Guildhall (sede histórica de la Ciudad, y uno de los dos centros del mundo
de las finanzas), los inversionistas internacionales que controlan 30 trillones
de dólares de activos -un tercio del total global- se reunieron para discutir,
lo que el director ejecutivo de Unilever, Paul Polman, llamó "la amenaza
capitalista al capitalismo".
Polman y Lynn Forester de Rothschild, organizadores de la conferencia,
escribieron en un ensayo introductorio, que el Capitalismo "a menudo ha
resultado disfuncional de una manera importante. A menudo alienta la miopía,
contribuye a las grandes disparidades entre los ricos y los pobres, y tolera el
tratamiento irresponsable del capital ambiental. Si estos costos no pueden ser
controlados, el apoyo al capitalismo puede desaparecer".
Eso fue sólo el preludio. El debate fue iniciado por Fiona Woolf, alcaldesa de
la ciudad de Londres, quien advirtió que el capitalismo tenía que ser
"para todos, no sólo para los pocos dorados". El siguiente fue el
príncipe Carlos, que dijo que el triunfalismo del Capitalismo cuando colapsó la
Unión Soviética, había sido un error y que "el trabajo a largo plazo del
capitalismo es servir a la gente, y no al revés".
El discurso de la mañana estuvo a cargo de Christine Lagarde, la directora
gerente del Fondo Monetario Internacional. Ella citó tanto la predicción de
Carlos Marx de que el capitalismo "acarrea las semillas de su propia
destrucción", y la caracterización que hizo el Papa Francisco del aumento
de la desigualdad como "la raíz del mal social." Ella habló en contra
de una reacción centrista que favorece el aumento de la desigualdad, diciendo
que "en última instancia, debemos ocuparnos de la igualdad de
oportunidades, no de la igualdad de resultados". El problema, dijo la
señora Lagarde, es que las oportunidades nunca podrían ser iguales en una sociedad
profundamente desigual, y pidió mas sistemas progresivos de impuestos, y un
mayor uso de los impuestos sobre la propiedad.
Estas recetas vinieron de la directora gerente del FMI, organización que ha
sido durante mucho tiempo el villano en la cosmovisión del movimiento
anti-globalización, el cerebro diabólico de los esfuerzos de la "doctrina
de shock" de la plutocracia, para asumir el control del planeta.
En Guildhall, el día terminó con un discurso de apertura de la cena dado por
otro de los arquitectos y perros guardianes del capitalismo global, Mark
Carney, gobernador del Banco de Inglaterra, quien dijo que el aumento de la
desigualdad de los ingresos era real e internacional: "Dentro de las
sociedades, casi sin excepción, la desigualdad de ingresos tanto dentro, como
entre las generaciones, ha aumentado demostrablemente". Él refutó el
argumento de que todo se trata de meritocracia: "Ahora es el momento de
ser famoso o afortunado", y advirtió, con un lenguaje fuerte, que el
sistema capitalista estaba en riesgo: "Así como toda revolución se come a
sus propios hijos, el fundamentalismo de mercado no supervisado, puede devorar
el capital social esencial para el dinamismo a largo plazo del
capitalismo".
Para los plutócratas estadounidenses, aceptar que el capitalismo no funciona
para todo el mundo puede ser una píldora más amarga de tragar que para muchos
de sus pares globales, porque, en Estados Unidos más que en cualquier otra
parte del mundo, en las últimas décadas la riqueza y su acumulación han llegado
a ser vistas como una virtud cívica. Como Nick Hanauer, el empresario e
inversor de Seattle, ha señalado, "ser rico significa, por definición, que
eres bueno". (Esto, dice Hanauer, ha hecho que sea particularmente
agradable para un norteamericano, ser rico, tú disfrutas tanto de moral
como de bienestar material).
Parte importante de esta historia es la llamada "meritocracia". En
Estados Unidos, más que en ninguna otra parte, los plutócratas se definen como
inventores y luchadores hechos por sí mismos. Ellos construyeron ellos mismos.
Esto es especialmente aplicable a Silicon Valley, y no es casualidad que sus
magnates de la tecnología sean la cara más aceptada y aun amada, de la
plutocracia estadounidense.
Este aspecto del aumento de la plutocracia no recibe mucha atención de parte de
los estudiantes del fenómeno de tendencia izquierdista, y por muy buenas
razones: el rico hecho por sí mismo, sobre todo cuando adquiere la riqueza a
través de la creación de un producto que todos amamos -Gmail, el iPad- es difícil
de criticar.
Es por eso que los discursos de Lagarde y Carney en la conferencia "El
capitalismo inclusivo", y la tendencia intelectual más amplia de la que
ellos forman parte, son tan significativos. La "igualdad de
oportunidades" es la política pública de elección de los plutócratas
meritócratas, no es casualidad que la educación sea el foco de atención del
filantrocapitalismo estadounidense. Pero Lagarde -y recordemos que es la
directora gerente del FMI, argumentó que la igualdad de oportunidades no es
suficiente, y que es probablemente imposible de lograr con las condiciones de
desigualdad en aumento. Carney enfrentó la justificación de la meritocracia,
afirmando que "los retornos en un mundo globalizado han amplificado las
recompensas de las superestrellas y, aunque pocos de ellos se inclinarían a
admitirlo, la suerte".
Curiosamente, los propios plutócratas: el príncipe Carlos, Polman el jefe de
Unilever, el FMI y hasta el Banco de Inglaterra, un grupo influyente en el
corazón del capitalismo global, están argumentando que el capitalismo tiene que
ser cambiado, con el fin de salvarlo".
La autora es miembro del parlamento canadiense y ex editora en jefe del
Financial Times y Reuters. En 2012 publicó el libro "Plutocrats: The Rise
of the New Global Super-Rich and the Fall of Everyone Else" (Plutócratas:
el surgimiento del nuevo súper rico global y la caída de todos los demás).
El artículo completo puede leerse en:http://www.politico.com/magazine/story/2014/06/its-not-just-george-soros-anymore-107578.html
Traducción: Aporrea.org
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